Cuidado e higiene de los implantes dentales
El implante dental es una pieza que se coloca en el hueso de los maxilares con el propósito de sustituir artificialmente la raíz de un diente. La pérdida de un diente puede deberse a múltiples factores: caries, enfermedad periodontal, complicaciones endodónticas, traumatismos o predisposición genética para sufrir agenesia (ausencia de piezas dentales).
El implante dental es una pieza que se coloca en el hueso de los maxilares con el propósito de sustituir artificialmente la raíz de un diente. La pérdida de un diente puede deberse a múltiples factores: caries, enfermedad periodontal, complicaciones endodónticas, traumatismos o predisposición genética para sufrir agenesia (ausencia de piezas dentales).
La presencia de microorganismos sobre la superficie de los implantes dentales puede dar lugar al desarrollo de enfermedades periimplantarias, como la mucositis periimplantaria, que si no se trata correctamente puede evolucionar hacia una periimplantitis.
Lesión inflamatoria que se produce en la mucosa que rodea un implante. Las características más comunes son el edema, el enrojecimiento, la inflamación de la mucosa y el sangrado sin la pérdida del hueso que rodea el implante.
Lesión inflamatoria de la mucosa que rodea un implante a la que, además, se asocia la pérdida del hueso de soporte. Las características más comunes son la aparición de inflamaciones, sangrado, movilidad del implante y supuración. Las lesiones provocadas por periimplantitis están poco encapsuladas y se extienden hacia el tejido óseo marginal. Si avanzan, pueden llegar a causar la pérdida del implante.
Sin embargo, pueden desarrollarse complicaciones protésicas como el aflojamiento del tornillo, la rotura del implante a nivel de la última rosca del tornillo interior, la fractura de porcelana o la disolución del cemento. Por eso, es tan importante realizar revisiones periódicas con un especialista, que asegure la buena adaptación de la pieza en la cavidad bucal del paciente.